Nos acogemos al sentido tradicional que en nuestra lengua se da al arcaico versus (estrictamente la vuelta del arado cuando se gira para abrir el surco yendo en sentido contrario) y alejándonos de la influencia anglosajona de contrario, pues en nuestra lengua tradicionalmente se ha usado por lo que tiene que ver o participar algo en otro.
Y si Antonio Bejar tiene mucho que ve en la llamada operación Chamartín o Madrid Nuevo Norte, como se denominó por la alcaldesa Manuela Carmena que no podemos negar el protagonismo en lo que ya parece una realidad urbanística. Tampoco negaremos el protagonismo al ex ministro de Obras Públicas, Ignacio Gómez de la Serna. Tanto el uno como el otro han sido protagonistas de lo que ha terminado siendo una aprobación unánime de los 5 grupos municipales de Madrid.
Es increíble que desde Más Madrid en la extrema izquierda a Vox en la de la derecha votaran igual y todos juntos aprobaran de esta manera la solución a la an manoseada operación Chamartín.
Pero no nos debemos centrar en la figura de verdadero hacedor de Antonio Bejar. Este ejecutivo del BBVA fue destacado para que asumiera el reto de la empresa Distrito Castellana Norte en la realización real de los derechos que esta entidad adquirió al fusionar la A, la a de Argentaria el banco público absorbido por la entidad y con los derechos de edificación, al hasta entonces fusionado banco vasco. Y es que Antonio procede de la entidad donde ejerció cargos de gran responsabilidad. A no pocos les sorprendió que se le mandaran a DCN y la única explicación es que había que sacar de una vez la operación Chamartín adelante. Y hubieron de poner al frente a uno de sus mejores hmbres, a alguien que ya había demostrado enormes capacidades de liderazgo, negociación etc.
Hablamos de alguien que es capaz tanto de reunirse y avenir con empresas y y personas de enorme preparación técnica y empresarias, como de reunirse con vecinos de la zona, sin perder la menor capacidad de convencer y negociar. Y la ejerció hasta con promiscuidad. Había que verle en el pasado diciembre en el que fuimos invitados a la copa de navidad en a torre Espacio de Castellana, en el denominado espacio 33: la soltura, agilidad y buen humor que transmitía, conociendo y reconociendo a cualquiera de los muchos invitados, el poder tener una charla intrascendente para inmediatamente resolver hasta temas de fondo y seguidamente agasajar a invitados.
Ha debido ser duro el viernes anterior a su aprobación, dejar las responsabilidades de DCN. Desconocemos si ha sido la entidad quien le ha retirado, una condición política o lo problemas que han llamado a su puerta por hechos anteriores e inconexos.
Ya nos extendemos más de lo prudente para el medio en el que nos encontramos pero no hemos querido dejar de pasar la ocasión de hacer justicia a una persona, Antonio Bejar, que debe pasar a la historia como el autentico bruñidor de la operación Chamartín después de más de 25 años de de trasiegos inútiles.
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